sábado, 9 de agosto de 2008

Etapa 9: Mostar y Dubrovnik



Con el frescor de la mañana atravesamos la frontera de Bosnia y Herzegovina y nos dirigimos a territorio desconocido. Sin mayores problemas llegamos a Mostar, donde quedamos prendados de la belleza de su reconstruido puente y sus alrededores. No es una ruta llena de curvas y de conducción como las que hemos vivido en las etapas anteriores. En esta ocasión sentimos que estamos viviendo una pequeña aventura en las que las cosas tienen muchas más variables y los sentidos deben estar mucho más alerta. Es una sensación nueva y muy, muy emocionante y envolvente que te empuja a seguir hacia adelante, a adrentarte a lo desconocido. Esta etapa, sin duda, nos dejó marcados y nos abrió nuevas fronteras personales.
Lamentablemente los horarios de los ferries nos hacen optar por la prudencia y ante la posibilidad de quedarnos en tierra decidimos poner rumbo a Dubrovnik. Aunque lo hemos acariciado con las yemas de los dedos, Sarajevo tendrá que esperar.

Con un punto de amargura por no poder completar el recorrido hasta donde nos habíamos propuesto, pero con la curiosidad de continuar el camino llegamos a la perla del Adriático, en la que su ciudad antigua nos dejó con la boca abierta, haciendo necesaria una visita con más pausa.

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