El tráfico lento ralentiza la marcha más de la cuenta y pone en peligro la etapa siguiente, así que decidimos que ya teníamos bastantes curvas de mar y fuimos a coger la autopista en dirección a Dubrovnik. Tras 11 horas sin bajarnos de la moto llegamos la localidad de Podgora, donde al fin saboreamos las aguas del Adriático y una merecida cena.
El denso tráfico costero y los horarios de los ferries que nos tienen que trasladar a Italia al día siguiente, ponen un punto de incertidumbre a nuestra visita a Mostar y Sarajevo, así que optamos por apurar y madrugar todavía más, concretamente a las 5 de la mañana...
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